En medio del sofocante y nauseabundo vaivén de la sociedad que nos ha tocado vivir, la misma Providencia pone en nuestros caminos acciones, dichos y palabras que reconfortan el espíritu, llegando a ser como aguas sanadoras que renuevan, como manos amigas extendidas para ayudar.
Dentro de esos hechos, nos referimos al convenio, acuerdo o colaboración entre la Diócesis de Puerto Plata, Cáritas Dominicana y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Esas instituciones-una de ellas de diferente credo religioso- dejan de lado dogmas, creencias, doctrinas que las más de las veces des-unen, para al mirar más allá de ellos mismos, unificar criterios, esfuerzos y dinero en la construcción de un proyecto de producción en ambiente controlado o invernadero como también se le conoce.
No nos pregunten por favor por el costo final que ni siquiera lo averiguamos. Sí conocemos, que está en los terrenos del Seminario Menor San José en el municipio de Montellano en un área de 225 mts.2 y que está sembrado de ajíes, pepinos y recao. Construido por el ingeniero José Rafael Jiménez un experto en esas áreas.
¿Qué se busca? Iniciar el proceso de autosostenibilidad y suministrar alimentación sana a hogares de niños discapacitados y hogares de ancianos y aliviar un poco la carga económica de hogares pobres.
Es parte del ministerio social de esas instituciones. Sanar el alma es tarea de Dios. Aliviar el cuerpo, ayudar a mantenerlo sano es parte del ministerio social de las iglesias. El Maestro sanaba el alma, curaba y alimentaba el cuerpo.
¡Que ese ejemplo de unificación para alcanzar objetivos comunes sea la chispa para encender un gran fuego de avivamiento de conciencias!
¡Descubran e inicien nuevos proyectos…Otras instituciones serán movidos a imitarles!
¡Se puede! ¡Venzo el miedo! Echo fuera los convencionalismos y prejuicios.
¡Venzo la inercia y me acerco para ayudar…sí, se puede!
de: Ramiro Francisco
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