Cuidemos lo nuestro


HTML clipboardECOLOGIA, ARTE Y CULTURA
Lic. Edgar Castillo


La República Dominicana consta de una población conformada por descendientes de   diversas razas; tainos, españoles, africanos, chinos, árabes, turcos, italianos, entre otras. Esto trae como resultado que nuestras costumbres y cultura sean igualmente diversas. La música, por ejemplo, se expresa mediante ritmos como el merengue, la bachata, palo, la mangulina, y otros no menos importantes pero no tan reconocidos.

Tal diversidad es igualmente notoria en la comida, pues platos como ¨La Bandera¨ (arroz blanco, habichuelas rojas guisadas y carne de res guisada), las habichuelas con dulce, y el sancocho son sazonados con rasgos distintivos de cada región del país.

Ahora bien, a pesar de tal diversidad nuestra identidad cultural es concreta, reconocible y propia. Sin embargo, de hace algunos años acá es evidente como se pierden paulatina y constantemente nuestras costumbres culturales.

El merengue, se ha cambiado por el regueton, el rap y el hip hop; y el arroz y habichuelas por la pizza, hot dog y hang burgers. Estos cambios responden a las propagandas de los sectores económicos que cosechan grandes ganancias. Nuestra población no se percata que somos guiados hacia el abandono de nuestras costumbres y cautivados para ser consumidores de culturas ajenas. Tal propaganda es dirigida a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad: la niñez y la adolescencia.

La actitud que corresponde a todo dominicano consciente y responsable es proteger, enseñar y celar nuestros valores culturales, pues un país culturalmente maduro es menos manejable, sino, pregúntele a los árabes y asiáticos.

Los padres tenemos la responsabilidad de enseñar con orgullo a nuestros hijos, nuestra música, nuestra cocina, nuestra vestimenta, en fin, todo lo nuestro, pues sino lo hacemos así ellos serán arrastrados y no bailarán merengue sino gagá.

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