Librada Batista de prima se convirtió madre de la anciana desaparecida


Manuel Emilio Gilbert

MONTELLANO, Puerto Plata.-Librada Batista de prima hermana ha pasado a ser la madre de Beatriz Batista, la anciana de 95 años que durante 30 deambuló y dio tumbos de batey en batey y de finca en finca pasando miles de vicisitudes con un haitiano solo conocido como Bolón, que aparentemente la hechizó y la convenció que se fuera con él y dejara atrás a su familia y sus vecinos en el sector El Tamarindo de Montellano.

La benefactora de la aparecida anciana señala que cuando su pariente se dejó encadenar sentimentalmente por el bracero extranjero, su pariente tenía un tiempo viviendo con ésta, la cual ya pasaba de los 60 años, edad en la que escasean los “machos” que deseen meterse con un tiesto de mujer que ya coquetea con la vejez y ha perdido los atributos que le permiten causar arrebatos a los hombres y cuando se produce el milagro de poner uno en su camino en enganchan con éste sin pensarlo mucho.

Relata que después que Beatriz se fue con “su amor” para el Este del país no supieron jamás de su paradero y con el paso del tiempo, su recuerdo fue quedando, primero, en el pasado y luego, a fuerza de no tener ninguna noticia de ella, debido a su edad, pensaron que había muerto, que su tumba tenía la hierba bien alta y que sus huesos estaban blancos en algún cementerio de algún mugroso y apartado batey durmiendo el sueño eterno junto con “su Romeo”.

Cuenta que para sorpresa suya y de su familia, la semana pasada un albañil oriundo de Montellano solo conocido como Freddy que realizaba algunos trabajos en el hospital Leopoldo Martínez de Hato Mayor, se encontró allí por casualidad con su prima, que contaba de manera reiterada que era de la familia Batista de Montellano, que era inmensamente rica y como el obrero de la construcción conoce a los Batistas, vino a dicha comunidad portando la feliz noticia de que estaba “viva y coleando”.

Luego de enterarse de la buena nueva comisionaron a Francisco Batista para que fuera a buscarla, quien para como para no hacer quedar mal a su tía segunda, consiguió que un amigo le prestara una yipeta casi nueva y se puso su mejor traje y junto con Freddy, El Albañil, se trasladó bien temprano el domingo a Hato Mayor y se encontró con su pariente, de la que apenas tenía recuerdos vagos y luego de conseguir que la entregaran en el hospital Leopoldo Martínez y arrancó de inmediato rumbo a Montellano.

Tras un recorrido de casi seis horas arribó a su comunidad trayendo a la desventurada mujer, que por efecto de los años, las enfermedades y quizás de las calamidades que pasó junto a su amado Bolón, del cual no se sabe si está vivo ni si está muerto ni otra noticia de que fue el que sedujo y convenció a Beatriz Batista para que se escaparan en 1979 del rancho en que vivía en El Tamarindo y emprendieran una aventura que terminó tres décadas después.

Quizás la aventura no discurrió de manera grata para la enamorada anciana, que lo dejó todo para irse con su amado, el haitiano Bolón, pero, por lo menos para su familia, tuvo un final venturoso, por la pariente que creían estaba en la gloria o en el infierno, Dios se la devolvió viva, para que tengan el consuelo de hacerle pasar de manera más grata y placenteros sus últimos días sobre la tierra en su inolvidable y azucarado Montellano.

Librada Batista, el resto de su familia y los vecinos han tratado tan bien, que cuando alguien extraño llega a la casa 80 de la calle Principal de Montellano, el nuevo domicilio de la senil Beatriz Batista, ésta llorosa dice implorando que no quiere retornar al hospital donde pasó los últimos 6 años de su azarosa existencia y que quiere quedarse con su reencontrada familia, donde la bañan, la alimentan, la peinan, la mantienen cambiada y la tratan con el nuevo juguete de la familia Batista.

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