Por: Lic. Sergio Cueto
La Costa de Ambar, desde Cabarete hasta Luperón, dispone de unas 12,767 habitaciones hoteleras (sin contar casa de huéspedes, hotelitos, moteles, etc.). De ellas, 4,602 están en Playa Dorada, 848 en Costa Dorada, 1,681 en Sosúa y 2,376 en Cabarete (un 74.5 del total) (*).
Esto significa que a menos de 50 kilómetros de la equidistancia más lejana, la comunidad de Montellano tiene a su alcance unas 9,507 habitaciones hoteleras.
Y si a éstas le suponemos, de manera conservadora, un promedio ocupacional del 75% durante los cuatro meses de la denominada temporada alta de turismo y un 50% en el resto del año (para un promedio general de 58.3% durante el ciclo), tendríamos que 5,543 habitaciones estarían permanentemente ocupadas de visitantes.
Ese número de habitaciones usadas cada día totalizan más de dos millones de personas al año, quienes cotidianamente han venido requiriendo alimentación en cantidad y con la calidad que satisfagan las expectativas por las que pagan.
Todos imaginamos lo que han venido comiendo estos turistas; y también sospechamos que una parte de esos alimentos se producen en el país y la restante se importa desde mercados externos, en detrimento de las divisas captadas.
Igualmente sabemos que una parte mínima de los alimentos de factura nacional se producen en los campos de la provincia norteña y el resto (adquirido directamente por el departamento de compras de los hoteles o a través de intermediarios) procede especialmente de Santiago, Constanza, La Vega, Moca y San Francisco de Macorís.
¿Por qué los hoteleros adquieren productos cosechados lejos de Puerto Plata, si esto les representa un gasto extra en transportación y merma de la calidad por el inadecuado manejo, clasificación, empaque y almacenamiento necesarios para el traslado? La razón es simple: En Puerto Plata no existe un área de producción y un centro de abastecimiento que supla satisfactoriamente la amplia gama de rubros demandados por los hoteles.
En artículos anteriores hemos planteado que en la zona de Montellano hay terrenos sub-utilizados con excelentes condiciones para cosechar gran parte de los alimentos exigidos por las instalaciones turísticas, los que se ofrecerían a los visitantes más frescos, con igual o mejor calidad que los adquiridos fuera de la provincia y con la ventaja de que saldrían más baratos a los demandantes porque se disminuiría el costo del transporte.
Un proyecto de esta naturaleza, además de favorecer directamente a los productores y al sector turístico, también representaría un gran beneficio para la población norteña en general, porque al mejorar la oferta coadyuvaría a la reducción de los precios de los alimentos que consume.
También hemos planteado que una experiencia de este tipo fue prohijada en Baiguá, San Rafael del Yuma, por el ing. Frank Rodríguez, actual director del Instituto Agrario Dominicano, a quien se podría invitar para que diserte sobre el particular ante empresarios turísticos y productores de esta zona. Estamos seguros de que este funcionario con gusto apadrinaría la instalación de un centro de abastecimiento de alimentos en Montellano.
Gobernación, Cluster, Ashonorte, hoteleros de Playa Dorada, Sosúa y Cabarete, residentes en Montellano, ¿quién toma la iniciativa?
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